Toyota se quita el sombrero ante Tesla tras descubrir que están a años luz de los americanos en lo que a fabricación de eléctricos se refiere.
No es muy habitual que la marca que fabrica más coches del mundo evidencie sus debilidades frente a la competencia, pero con Tesla no se han podido resistir
¡Y es que Tesla es mucho Tesla!. Como suele ocurrir con los mejores, la gente la envidia, la competencia trata de arrastrarla por el fango en cuanto detecta que una puerta no ajusta milimétricamente y los medios de comunicación, siempre que tienen la oportunidad, se le tiran al cuello.
Nada que no pueda superar el genio de Elon Musk, ahora elogiado, yo creo que por primera vez, por una marca que no es poca cosa; Toyota, nada más y nada menos, se ha postrado ante los encantos de un Tesla Model Y desguazado, seguramente con mejor propósito que el que se han encontrado.
Me juego el pelo de un calvo a que los japoneses buscaban ridiculizarlo o sacarle todas las faltas posibles para salvaguardar su herido honor tras el fiasco de la plataforma e-TGNA, o quizás no…
Ridiculizarlo o aprender de las excelencias del modelo y de sus estándares de fabricación, que todo es posible y los japoneses son muy serios
Quizás otras marcas ya lo han hecho, pero no lo dicen. Estoy pensando en Mercedes-Benz, en BMW, en Audi, en Jaguar, en Volvo…
De momento sabemos que Toyota ha desmontado el Model Y de arriba a abajo y ha reconocido que esa tecnología hay que aplicarla sí o sí, aunque la fían para dentro de tres años, como mínimo.
¡Nada nuevo bajo el sol!. Esto se denomina ingeniería inversa y es tan común entre las marcas, que no debiera ser noticia. Pero con Tesla, algo está cambiando…
Las marcas llevan expiándose desde sus orígenes para saber «de qué pié cojean», por lo que esto que ha hecho Toyota no es nada nuevo. Se denomina ingeniería inversa y consiste en observar a la competencia desmontando hasta el último tornillo.
Dicho de otra manera, se trata de observar por ejemplo un dispositivo mecánico o electrónico para analizarlo en profundidad y detectar fallos o virtudes con el objeto de crear un aparato similar sin caer en la vulgar copia.
Tesla ha marcado un antes y un después en la ingeniería aplicada al automóvil y a los procesos productivos optimizados y altamente automatizados, pero no está sola
Tesla es, parafraseando a Ferdinand Porsche sobre sus modelos, ese coche que nadie necesita pero que todo el mundo quiere tener y la gente de Toyota y seguramente de otras muchas firmas, lo saben muy bien.
¿Qué buen aficionado no recuerda las fotos de uno de los primeros Model 3 que desembarcaron en Europa remolcado por un BMW X5 camuflado y que este gran medio publicó para deleite de propios y extraños?
¿Y la cagada pifia de Daimler para hacerse en 2017 con un Model X alquilado a Sixt que en realidad no era de Sixt, sino de una adinerada familia alemana, siempre según el diario Spiegel?.
De hecho, y siguiendo con Mercedes-Benz, el pasado año sometieron a un exhaustivo análisis al nuevo Polestar 2 para tener clara la orientación de la plataforma que verá la luz en 2024. ¿Se han invertido las tornas y ahora es el mundo quien espía a los chinos?.
Otras marcas tienen también prevista la creación de plataformas similares a las que usa Tesla en sus Gigafactory, pero todas llegarán más allá de 2025 y algunas más cerca de la tercera década del siglo
Las marcas más avanzadas en esto de la electrificación de coches tienen previsto emular a Tesla, pero casi llegando al final de esta década, con lo que preveo que probablemente el Sr. Musk ya habrá puesto alguna de sus naves espaciales en suelo marciano para entonces.
Respecto a Toyota, comentar que su nefasta plataforma e-TGNA ha sido un error de bulto y que sus ingenieros han reconocido que la tecnología que monta el Tesla Model Y, definitivamente juega en otra liga.
La clave estaba en la sencillez apabullante y la tecnología propia de varios años aún por llegar. El doble gasto inicial, ahora permite ahorro de costes
Cuando la arquitectura de tus plataformas está basada en vehículos a combustión y tratas de adaptarla al mundo eléctrico, te acaba saliendo el tiro por la culata y esto es justo lo que le ha ocurrido a Toyota y a otras marcas que no han visto de forma diáfana, como sí hizo el fundador de Tesla, la necesidad de hacer inversiones mastodónticas durante los primeros años para cosechar ahorros significativos a medida que pasa el tiempo.
El máximo responsable de Toyota, Koji Sato, a la sazón, ex responsable internacional nada menos que de Lexus, ordenó a sus ingenieros hace escasos meses que desguazaran el Model Y de Tesla para mayor asombro de estos y del propio líder japonés cuando ejecutaron la instrucción.
La clave era la sencillez, señalaron, la estructura de vehículo magistralmente simple, construido con una destreza tal y de una forma tan avanzada en cuanto a tecnología, que haría palidecer a cualquier marca tradicional. Contemplaron atónitos una auténtica obra de arte, como así calificaron.
Batería estructural, software de control del conjunto extremadamente sofisticado y sensación generalizada de querer engendrar vehículos como el Model Y con el logo de Toyota, aunque de momento, va a ser que no
Parece ser que la tradicional calidad y buen hacer de los japoneses, se ha visto perturbada por un visionario sudafricano afincado en California, estrambótico, temerario y con un coeficiente intelectual que debe de salirle por las orejas.
Lo que el magnate de Tesla vio claro desde el minuto cero, los chicos de Toyota lo van a poder imitar allá por el año 2028 aproximadamente. ¿Cuál será para entonces la ventaja de Tesla sobre el resto del mundo automovilístico?. ¡Ni siquiera podría pronosticar lo que seguramente Musk ya tenga más que masticado!. Es lo que tiene ser un genio.