El pequeño SUV sueco se hace grande.
Con esta prueba del Volvo XC40 T3 R-Design, quiero poner de manifiesto que la firma sueca ha hecho un trabajo soberbio.

Por primera vez, Volvo gana el galardón de «mejor coche del año» con este modelo. Fue el pasado año 2018.
La versión probada esta vez es la tricilíndrica «T3» de gasolina, con un cubicaje de 1,5 L y 156 CV de potencia (próximamente 163 CV).


Basado en la nueva plataforma CMA (Compact Modular Architecture), ésta dará vida a las venideras versiones híbridas enchufables que verán la luz este mismo año y a la eléctrica que saldrá al mercado en 2020.
El modelo probado está pintado en un precioso color granate metalizado con el techo y los espejos en negro, lo cual le da un aspecto realmente bonito y llamativo. A eso le unimos las impresionantes llantas de 19″ y el techo panorámico practicable, y el conjunto es realmente atractivo.

Con casi 27 cm de longitud menos que su hermano mayor, el XC60, el espacio interior de este XC40 T3 impresiona por su gran amplitud. Mide 4,43 m. de largo, pero interiormente hablando, parece que está en una categoría muy superior por el gran espacio disponible en casi todas las cotas.

La consola central es parecida a la de sus hermanos mayores, pero va un paso más allá en modernidad y aspecto deportivo y dinámico, aunque conservando el espíritu minimalista avanzado por los grandullones de la firma sueca, el XC60 y el XC90.
Pocos botones es la consigna. Casi todo lo que se puede manejar y configurar a bordo, se puede hacer a partir de la gran pantalla de 9″, de agradable uso y rápida respuesta, aunque exige acostumbrarse a ella, sobre todo, si no estamos «duchos» en el manejo de tecnologías avanzadas y táctiles.
Nada más sentarnos en el interior, nos damos cuenta de lo bien terminado que está el coche, con un aspecto impecable, lo mires por donde lo mires.

Los asientos delanteros son fenómenos y sus usuarios se acostumbran enseguida al perfecto mullido y a la capacidad de ofrecer confort en viajes largos. En este caso, los asientos delanteros son eléctricos con memoria en el lado del conductor, lo cual no viene nada mal, por cierto, sobre todo si el SUV lo va a coger más de una persona.
El maletero, que se abre y se cierra de forma eléctrica, ofrece una capacidad de 460 L, muy en la línea de sus adversarios. Cuenta esta unidad con apertura pasando el pie por debajo del parachoques trasero, para mayor comodidad.
Dinámicamente, se queda corto con respecto al ya probado XC40 D4 de 190 CV, aunque es bastante vivo, sobre todo por encima de las 2.500 rpm, ya que por debajo de ese régimen el coche no es enérgico.

Sus tres cilindros son voluntariosos y se nota, porque tienen patada, pero, mucho me temo, que cargado de público y de maletas, será difícil mantener esa viveza que sí muestra con poca carga.
La caja de cambios es manual de 6 relaciones y tiene un funcionamiento bastante suave en general, aunque yo preferiría la versión automática de 8 relaciones sin pensarlo, que antes no era posible montarla en el XC40 T3, pero ahora ya sí.

En el apartado de la frenada, simplemente es sobresaliente, dando una seguridad y respuesta inmediata a cualquier insinuación al pedal, mostrando un agarre y distancias de frenada ejemplares.
La cámara de marcha atrás se manifiesta con una especie de visión de «ojo de pez» que, particularmente, no me gusta nada, ya que la imagen es estrecha y no se ven bien los objetos que surgen en la zaga del vehículo, aunque va bien pertrechada de líneas de ayuda y detección de obstáculos, que hacen su trabajo a la hora de realizar la maniobra, todos ellos activables desde la misma pantalla, junto a la posibilidad de acercar los objetos que nos rodean por medio de un zoom.
Sonoridad excelente y confort superlativo, son características que definen a este «pequeño SUV» de Volvo. Al menos en la prueba, el vehículo se ha mostrado elegante, confortable hasta decir basta, atractivo y seguro, MUY SEGURO.
Si miramos detrás el volante del XC40 T3, observamos un cuadro digital de 12,3″, cuadro que, por cierto, es de serie desde la versión más básica. El navegador que aparece entre los dos círculos del cuadro, francamente me parece poco atractivo, sobre todo si lo comparamos con los de algunos de sus competidores. ¡No hay que olvidar que esto es segmento premium puro y duro!.

En términos generales, el navegador va un paso por detrás del que lleva, por ejemplo, un Audi o un Mercedes Benz de los de última hornada. Solo la espectacularidad de estos en lo que a presentación se refiere, frente al sobrio aspecto del que presenta el XC40 (o el resto de gama), ya indica que ese parámetro hay que revisarlo cuanto antes para no quedarse rezagado.

¡No podemos olvidar, que hoy en día, la guerra comercial está presidida por la tecnología punta y por la escenificación de la misma, a cuál más «galáctica»!.
Es de agradecer el tamaño de la pantalla central en forma de tablet y la rapidez con que funciona la interfaz, aunque los profanos en la materia, tendrán que adaptarse a ella y echarle tiempo para aprender todo lo que ofrece.

La rodadura es sencillamente deliciosa, excepción hecha de los enormes neumáticos montados para la ocasión (19″), que no son los más indicados para meterse en el campo ni para afrontar badenes o resaltes en carretera, resultando algo secos y provocando en este último caso un rebote que, sin ser molesto, no casa con el enorme confort general de marcha.

Se pueden seleccionar varios modos de conducción en el XC40 T3, a través de un botón situado bajo la pantalla central. Son el modo «Confort», el «ECO», el «Dynamic», el «Personalizado» y uno especial «Off-Road» para salirse del asfalto y tratar de hacer trialeras por terrenos en mal estado, a pesar de que esta versión no es 4X4.
Finalizando el reportaje, he de señalar que este SUV compacto premium de la firma Volvo no defrauda por su inmensa seguridad a bordo, su confort general elevadísimo, su tecnología de vanguardia y su andar aplomado y contundente.

Caben mejoras, como no; si yo fuera el CEO de Volvo, ahora mismo estaría cambiando ya esa presentación de la navegación por otra mucho más visual y atractiva.
También revisaría el sistema de cambio de luces de cruce a larga automático, que es brusco y, a veces, se activa sin tener que activarse, aunque inmediatamente se apaga. Mucho mejor la iluminación de sus hermanos mayores, que sorprende por su suavidad y su estética de «barrido de cortina» a la hora de eliminar zonas oscuras.

La parte mecánica, sorprende para mi agrado, siendo el mejor tres cilindros que he cogido hasta la fecha con diferencia.
Las prestaciones son discretas, aunque no son cortas precisamente, acelerando de 0 a 100 Km/h en 9,4 segundos y alcanzando los 200 Km/h de velocidad punta. El consumo, no es elevado, pero es algo superior a lo que afirma la marca (6,2 L/100), ya que a mí se me ha quedado en unos 7 litros aproximadamente.
Algunos elementos de equipamiento que lleva este modelo de la prueba son el «Connect Pack», el «Intellisafe Pro Pack», el «Xenium Pack» o el «Park Assist Pro Pack», entre otros, verdaderos ingenios tecnológicos que hacen mucho más fácil la vida a bordo, pero que vacían las carteras bastante más que si se decide prescindir de ellos. Son en total, para Canarias, 42.200 € que, apoyados en campañas de descuento importantes, se quedan en 36.200 € para un resultado final que merece mucho la pena, si no aspiras a ser un Emerson Fittipaldi, claro.
Os dejo la valoración en cifras que le adjudico yo y que, como sabéis, es solo una opinión de una experiencia a bordo del vehículo.

La valoración en parámetros de seguridad que hace EuroNcap, es tremenda. Mírala aquí.
Para terminar, os dejo, como siempre, un vídeo para que veáis el coche en acción y disfrutéis de su estética y sus interiores, al menos, de manera virtual.