Ha llegado el momento de hacerle una prueba al nuevo Audi A1. El resultado, ¡Más coche!. Éste es, a priori, el resumen de lo que he podido apreciar en este urbano de Audi.

El acceso a la marca ya no es tan pequeño y barato como antes. Ahora el A1 es más grande, es más coche, está igual de acabado (aunque en este apartado hay algunos detalles que no me gustan) y su tecnología es muchísimo más actual; traduciendo al castellano: el que quiera hacerse ahora con uno de estos de paquete, tendrá que aflojar la nada desdeñable cantidad de unos 21.000 € sin descuentos para llevarse la versión 25 TFSI de 95 CV y con una caja de cambios de 5 velocidades. En Canarias, a partir de unos 18.000 € para empezar a hablar.

La versión que pruebo yo en esta ocasión es la 30 TFSI de 116 CV y motor tricilíndrico, mecánica que, todo hay que decirlo, le sienta muy bien a este coche. No es gastona, aunque sí que gasta más que lo que anuncia la firma (para variar).
Concretamente estoy hablando de unos 5,4 litros a los 100, que no he podido bajar, a pesar de que la Casa anuncia gastos por debajo de los 5 litros.


La dirección es directa y agradable, con una asistencia bien diseñada para abordar cada circunstancia. La aprecio muy blandita a la hora de maniobrar a baja velocidad y bastante firme en conducción rápida.
La caja de cambios es suave y tiene 6 relaciones. Ya sabéis que donde se ponga una caja automática de las actuales, que se quite cualquiera de las manuales al uso, pero esta manual es buena y de tacto agradable, engranando las marchas de una manera adecuada y con suavidad.
Respecto a los acabados, a pesar de estar a gran nivel, hay que decir que los superiores son mejores que los inferiores, detectándose cierto «abandono» en las zonas menos visibles, donde se aplican plásticos duros y de tacto diferente al que presentan los acolchados superiores. ¡Esto no debería suceder en una marca premium que cobra precios importantes por sus modelos.

Probablemente, a nadie le sorprende que le pidan 60.000 o 65.000 € por un A6, dados los acabados majestuosos que presenta esta limusina y la tecnología punta, aparte de las prestaciones y dinámica de diez.
Sin embargo, a más de uno y más de dos les podría chocar la posibilidad de que la marca pida veinticinco o treinta mil euros por un modelo del segmento B, a juzgar por la pequeña motorización que lleva y por los detalles que acabo de comentar, impropios de una marca como Audi.

El motor, aunque pequeño, gasta poco y es voluntarioso, presentando unas prestaciones más que aceptables y permitiendo bastantes alegrías en carreteras viradas y por zonas de ascensos y bajadas continuas. ¡Da mucho más de lo que en principio los datos parecen ofrecer!.
La sonoridad interior es muy contenida, pero en el momento en que pisas y se van las revoluciones por encima de las 3.500, entra un sonido «tricilíndrico» que, personalmente a mí, no me agrada nada. Las vibraciones típicas de los coches con mecánicas de tres cilindros, no se aprecian, salvo en frío o que se pise el acelerador y se pidan prestaciones.

El equipamiento es bastante bueno y la lista de opciones inmensa, para no perder la costumbre. De hecho, equipar este coche a un nivel elevado, nos va a llevar a gastarnos en torno a los casi 35.000 €, que para un segmento B, la verdad…
Si equipamos el coche de manera «razonable», con sus faros bi-LED, con su paquete S-Line, con su sistema multimedia mejorado, incluyendo la pantalla «Virtual Cockpit» de serie y la gran pantalla central táctil (deliciosa de manejar), tal y como está la unidad probada, podríamos tener que desembolsar bastante menos cantidad de euros, pero seguirá sin ser barato, ya que se mantendrá por encima de los 23.000 € sin descuentos.


Sus puntos fuertes son, sin duda, la gran estabilidad en marcha que presenta, su confort muy elevado, su calidad general y sus posibilidades tecnológicas, no accesibles aún a modelos del segmento generalista.
La seguridad que se aprecia a bordo es muy elevada, contando con el sistema de detección de obstáculos «Audi Pre-Sense basic» o el sistema de detección de cambio de carril con vibración, en caso de rebasarlo, y gráfico representativo en el cuadro de mandos.
Como podéis observar en la foto que os muestro debajo, el motor es de lo más sencillo y liviano, aunque a la hora de empujar, lo hace con bravura.
Como detalle de poca finura, la varilla que sujeta el capó me parece más propia de un Seat Ibiza de los años 80 que de un Audi de 2019, por muy inicio de gama y básico que éste sea.

El coche es un urbanita de lujo para el día a día, en el entorno de los 4,03 metros de longitud, con un maletero de 335 litros y con un motor, en este caso, de 116 CV.
Como colofón, comentaros que el coche ha mejorado en todo, o en casi todo, para ser precisos. ¡Lo del tamaño va en serio; ni siquiera se comercializa ya con tres puertas!.
Amplitud, confort, presencia o tecnología, son algunos de los apartados en los que el nuevo A1 mejora de manera sustancial respecto a su antecesor.

Tengo la sensación de que en el apartado de la sonoridad, al menos la versión tricilíndrica, ha dado un paso atrás respecto al tetracilíndrico al que sustituye. No obstante, aún siendo una mecánica más pequeña que la anterior, desarrolla una potencia muy superior a aquella, pasando de 86 CV a 116 CV, si no tenemos en cuenta al 25 TFSI.
El análisis EuroNcap de este modelo es aún desconocido, aunque tenemos el realizado al modelo de 2010, para que observes que la seguridad es elevada en este vehículo de la firma alemana, entendiéndose implícitamente, que la seguridad del actual es mucho mayor.
Como siempre, os dejo por aquí los resultados del análisis que he realizado del coche con sus puntuaciones por apartados.

La prueba dinámica os la dejo a continuación, que si no, no parece que se prueba un coche, ¿verdad?.