
Hace unos años, pocos imaginaban que Dacia iba a ser todo un best seller. Ese oscuro fabricante rumano adquirido por la marca francesa Renault, no hacía coches fiables, se decía. La Marca rumana que fabricaba sus coches para Europa del Este y los países emergentes, aparece ahora por las calles de toda Europa y España no es una excepción. De hecho, desde hace pocos años, le vengo comentando a mi mujer cuán impresionado me vengo sintiendo de ver tanto coche low cost por la calle. Parece que ha sido una moda a la que muchísima gente se ha apuntado, cuando nada más lejos de la realidad. ¡La crisis golpea duro a los de abajo, a los del medio y a los del medio tirando para arriba!. El Sandero, que cuesta menos de 7.000 euros con los descuentos, es el preferido entre los llamados low cost, los de menos de 8.500 euros. Pero esto no ha hecho más que empezar. Renault lanzará en breve modelos del Dacia a menos de 4.000 euros, sobre todo pensados para los mercados emergentes y producidos en India, pero que no se descarta que lleguen a Europa. ¿Apostamos algo que así será?.
La explicación de todo esto descansa básicamente en la brutal crisis sufrida los últimos años, la cual ha arrasado literalmente con el segmento medio. Igual que en otros sectores, el automóvil está polarizado entre los productos baratos (entry) y los de lujo (premium). “Hay mucha gente que necesita un coche y ahora no puede pagar más de 8.000 euros”, explican desde ANFAC.

El año pasado los coches del segmento pequeño y medio bajo coparon el 62% del mercado. De los quince modelos más vendidos hasta noviembre, solo cuatro cuestan más de 12.000 euros y dos más de 15.000. Los nueve restantes cuestan menos de 12.000 € y hay cinco por debajo de los 9.500 euros. La carrera de los fabricantes por lanzar nuevas versiones súper baratas e incluso crear marcas específicas en ese segmento está en pleno auge. Volkswagen baraja la creación de una marca dirigida al segmento low cost, mientras su filial Seat ya tiene el MII, que se vende a partir de los 6.200 euros. FIAT ha dicho que va a centrarse en el segmento bajo con las líneas 500 y Panda, y en el premium, con Maserati y Alfa Romeo. Ford lanza una versión del Ka, más barata, que se produce en Brasil. PSA, golpeada por su fuerte posición en el segmento medio, busca coches de menor precio y, para hacerlo, quiere fabricar en Marruecos. Ya tiene, entre otros, el C4 Cactus, que se fabrica en España. ¿Nos verán los franceses como País óptimo para fabricar coches baratos, al estilo de Rumanía, Marruecos y similares…?. ¡Ahí dejo la pregunta…!.
Aparte de la crisis en Europa, la necesidad de ofertar coches asequibles para las clases medias de Asia o Hispanoamérica supone la otra palanca que está moviendo al segmento bajo. General Motors y Ford van a producir coches low cost en India, un país en el que predominan los vehículos pequeños de marcas locales, como Tata y Mahindra, o de fabricantes del sureste asiático como Hyundai, Honda y Suzuki.
Al margen de sus planes en el segmento, todas las marcas han bajado precios. Tanto, que muchos de sus modelos se han deslizado al low cost, sobre todo con los descuentos del plan PIVE. Citroën tiene su C3 a partir de los 7.850 euros, Volkswagen su Skoda Fabia desde los 6.700 euros y Ford su Ka en 5.400 euros.

Pero diseñar, fabricar y vender un coche low cost puro y duro no es fácil. Una de las claves está en partir de cero, con una empresa separada de la matriz. El caso de Dacia es un experimento que ha sentado un precedente. “Acertaron al separar ese segmento inferior de la marca Renault, al tiempo que transmiten que, al final, es un Renault 100%, una garantía de calidad”. Lo cierto es que los Dacia han logrado una gran relación calidad-precio por los menores costes salariales en Rumania (ocho veces menos que la media de la UE), pero también porque la empresa rediseñó todo el sistema industrial y de distribución. Renault utiliza en Rumania un sistema de desarrollo en función del coste, soluciones ya probadas y una producción altamente intensiva en mano de obra. Pese a todo esto, casi con toda seguridad, si preguntas por ahí, la gente preferiría un Renault a un Dacia en el caso de poder acceder al primero en detrimento del segundo por razones obvias, aunque sé que algunos discutirían esta teoría ferozmente aunque sólo sea por ir contracorriente, actitud esta última, que «pone a 100» a más de uno/a.
El segmento está pensado para el conductor urbano sin caprichos ni adiciones innecesarias. Renault no ha mostrado complejos con Dacia. Sus coches son básicos y punto. “Hemos puesto sólo el equipamiento básico”, explica el portavoz de Renault. Según los expertos, es vital que los low cost se conciban para conductores que quieren desplazarse sin más y estén dispuestos a renunciar a todos los lujos extra. Se trata de coches austeros, algunos sin aire acondicionado y con revestimientos baratos y salpicaderos sencillos. Los acabados son elementales, los cableados y electrónica, de la generación anterior. No hay conectividad a Internet, ni sensores ni GPS. A algunos fabricantes esto les suena a sacrilegio. Con la industria embarcada en incorporar la última tecnología a la conducción, a algunos directivos no les entusiasma la idea de hacer un coche careciendo de estos elementos. No dudo de la fiabiliad de este tipo de vehículos nacidos en tiempos en los que mucha gente ha tenido que bajarse del Porsche Cayenne y subirse al Fiat Panda, pero si he de enfrentarme a un accidente a bordo de un vehículo de estos, prefiero no imaginar las consecuencias, a pesar de que no salen generalmente muy mal parados en la valoración global de EuroNcap.

Tampoco les gusta, aun cuando ofrecen coches muy baratos, la palabra low cost, que evitan, como si conllevara un estigma. “No hacemos coches low cost, sino vehículos a buen precio con los equipamientos y prestaciones habituales en un modelo de la marca”, apuntan desde Ford. ¡Todo un ejercicio de malabarismo verbal para ocultar realmente esa carencia de calidades, tecnología y alguna cosa más!. Hablan igual en Kia: “Queremos ofrecer precios competitivos, pero no asociar nuestra marca al concepto low cost”. ¡Qué manía más perversa de no llamar a las cosas por su nombre!. ¡Al pan pan y al vino vino!. Eso de usar eufemismos según convenga, me ha fastidiado siempre especialmente, pero en el mundo del motor, es altamente irritante. ¿Recordáis algunas elecciones generales, autonómicas o locales en las que el partido perdedor no haya salido victorioso por una u otra causa?. ¡Pues a eso me refiero!.
“Low cost es un término que tiene un matiz peyorativo”, explica un ejecutivo del sector. Esos temores tienen cierta razón de ser. En el imaginario popular, el término va ligado a los coches chinos o indios que quieren entrar en Europa y no pueden porque no superan las exigencias en materia de diseño, durabilidad, confort, emisiones y, sobre todo, seguridad.
“Si quieres vender aquí un coche de 3.000 euros y tienes que pagar el transporte y cumplir las exigencias de seguridad ya se te pone en seis o siete mil euros”, explican desde ANFAC. Ello explica por qué Tata no ha podido vender su modelo Nano o cómo tampoco las chinas Chery o Geely han llegado a Europa. De modelos como el Tata Vista, que cuestan menos de 7.000 euros y cuyas críticas no han sido malas, solo se vendieron 231 unidades en España hasta noviembre. Otras marcas asiáticas que han apostado por el bajo coste como Subaru o Suzuki, tampoco han salido muy bien paradas que digamos.
Incluso algunas marcas europeas y estadounidenses están teniendo dificultades en el segmento barato. Es el caso de Chevrolet, cuyas ventas en España no superaron los 2.800 vehículos hasta noviembre. Su modelo más barato, el Aveo, vendió 400 unidades. Hoy la Marca es historia en nuestro País. Volkswagen tampoco arrasa con el Up, del que vendió 746 unidades en 2014, ni Seat con el MII, con 1.195 unidades.

No obstante y visto lo visto, el segmento de coches baratos ha llegado para quedarse, así que se puede decir sin problema alguno que el low cost del sector va viento en popa. Cada vez hay más gente que quiere pagar lo menos posible por un coche, igual que en el textil o la electrónica. ¡Bendita crisis y sus efectos!. ¡Como sigamos bajando escalones en el sector de la automoción, dentro de poco los fabricantes nos ofrecerán modelos tan sugerentes como éste que aparece a continuación con una bonita pintura azul opaca!.