
Financiar está de moda aunque la falta de crédito es el mayor problema con el que se encuentra el comprador a la hora de adquirir un vehículo nuevo. De hecho, más del 80% de la compra de vehículos nuevos requiere de esta fórmula, según datos aportados por Anfac y otras asociaciones del sector. Los bancos prestan dinero (con muchas dificultades) a cambio de garantías elevadas o de recetas poco convincentes que suelen implicar «boda, bautizo y comunión» con la propia entidad crediticia; léase contrato de seguro con el mismo banco, exigencia de domiciliación de nómina, etc, etc. Esto ha llevado a las propias financieras de las marcas a meterse de lleno en el mercado para conseguir vender coches, creciendo un 11% este negocio que antes era testimonial. Así, no es de extrañar que muchas ofertas desde hace un tiempo acá, estén vinculadas a financiar una parte del valor del coche a través de un préstamo con su filial financiera. Te venden el coche con suculentos descuentos, pero a cambio te enganchan con no menos suculentos intereses en planes a tres o cuatro años normalmente, dando una entrada más o menos discreta y dejando para el final del contrato la triple opción con un valor final garantizado (VFG).
Parece ser que la crisis ha generado cambios en la tendencia de compra, provocando, por ejemplo, más compras al contado, aunque la primera opción es la financiación.
Los tipos de financiación con los que nos vamos a encontrar normalmente a la hora de comprar vehículo nuevo son:
Créditos bancarios al consumo
Hasta que llegó la crisis eran los más utilizados. Se aprobaban sin mayor control e incluso se ampliaban para elevar nuestro «target» o para complementarlo con algún producto más. Esta práctica, al menos de momento, es pasado, aunque el crédito al consumo parece que comienza a repuntar, según ASNEF.
Financieras de marca
Los concesionarios se matan últimamente con el filón de los descuentos específicos o regalos para quien financie la compra con ellos, bien a través de su financiera propia o gracias a acuerdos con entidades bancarias con las que negocian mejores condiciones. Generalmente se piden menos condiciones, aunque eso no significa que el crédito sea mucho más fácil. Como gran ventaja, la financiación de la marca se realiza en el propio concesionario sin necesidad de desplazarse a ningún sitio.
Multi-Opción
Fórmula a través de la cual, el concesionario ofrece un coche nuevo durante un período determinado a cambio de pagar una entrada inicial y unas cuotas cada mes. Al terminar el contrato, el cliente decide si devuelve el coche, satisface su importe total o lo cambia por otro modelo de la marca de nueva hornada. La recompra se realiza mediante el pago del Valor Futuro Mínimo Garantizado (VFMG) que se fija al inicio de la operación. Las cuotas mensuales se pactan en función del tipo de vehículo y del kilometraje anual previsto y fijado en contrato. Son cuotas menores que las de una financiación tradicional, pero hay que tener en cuenta que hay que dar una entrada mínima y que a la finalización del contrato, si te quedas con el coche, hay que pagar ese VFG. Esta fórmula se sustenta en la conocida reserva de dominio que implica que el vehículo es propiedad del vendedor hasta que finaliza el contrato.
Leasing
Es una de las fórmulas de financiación más utilizada por grandes compañías, aunque también por algunos autónomos y pequeñas empresas. Consiste en un alquiler financiero a largo plazo con derecho final de compra. El usuario dispone del vehículo para su uso y disfrute durante el tiempo establecido y al final del contrato tiene la opción de renovarlo, devolver el coche o comprarlo pagando un precio determinado. La cuota final se calcula por el valor residual, que es la diferencia entre lo que pagó la compañía de leasing y lo que el usuario abona durante la duración del contrato. A esta cantidad se añaden los gastos e intereses del contrato.
Renting

También es un alquiler a corto o largo plazo pero a diferencia del Leasing, no incluye la opción de compra al finalizar el contrato. Al igual que ocurre con el Leasing, son más las grandes empresas las que recurren a esta fórmula. A través del pago de una cuota fija durante un período que varía entre uno y cinco años, el cliente se asegura el uso, pero también una serie de productos asociados como son el seguro, los impuestos, el mantenimiento, las reparaciones, la asistencia en carretera y en algunos casos también el cambio de neumáticos. Con esta modalidad el vehículo es propiedad únicamente de la empresa de alquiler, no del conductor. Cuando acaba el contrato, el cliente sólo podrá devolver el vehículo, prorrogar el contrato o alquilar otro coche.
Tanto el leasing como el renting son productos financieros que atraen a la empresa por sus atractivos fiscales.
A partir de estos datos, se trata de buscar lo mejor del mercado y de valorar cuáles son nuestras expectativas de cara a la futura adquisición de un vehículo. El crédito va abriéndose muy lentamente y se espera que la evolución sea favorable, aunque supongo que la «orgía» de financiación del pasado más reciente no volveremos a verla.