Los examinadores de Tráfico llevan varias semanas en huelga y no es para menos. ¡Lo de examinador de Tráfico, profesión de riesgo no es coña!. Sucede que ante el enloquecimiento progresivo de la sociedad española desde que algún lumbreras nos contó que la democracia consistía, más o menos, en poder hacer lo que te saliera de los cataplines sin tener que darle explicaciones a nadie, ni sufrir consecuencia alguna, salvo que la líes parda, muchas son las profesiones que se han tornado «de riesgo» por la ausencia de protección que el Estado, las CC.AA., los Ayuntamientos o la institución de turno que corresponda, debería dispensar.
Se me ocurre, así, a bote pronto, la profesión de los sufridos maestros y profesores como ejemplo para ilustrar más correctamente este post, que, sin solución de continuidad y cual gota china (mal llamada malaya), llevan años recibiendo en sede de aula a auténticos energúmenos a los que sus padres no han sabido educar en los primeros meses / años de sus vidas por causas que, en mayor o menor medida, todos tenemos en mente.

Son términos muy conocidos entre el colectivo docente, algunos como TDA/H, TEA, Asperger, TOD, Trastorno de la Conducta, Ansiedad, etc, etc. Sin entrar a valorar cada uno de ellos, sobre los que tengo alguna noción, sí me gustaría comentar que, no hace muchos meses, un buen psicólogo conocido que, además, es especialista en trastornos de este tipo, me comentó algo sobre lo que yo no voy a entrar o a salir, ni voy a posicionarme, aunque tengo un criterio muy bien formado al respecto, como es natural.
El psicólogo al que aludo me dijo algo que hoy es muy impopular, aunque no es menos cierto que el fariseísmo, en muchos casos, rodea y acompaña a esa mala prensa que tiene el comentario hecho por el citado profesional. Salvando los casos reales de trastornos en los que las conductas agresivas, desafiantes e intimidantes han de tratarse adecuadamente a través de los profesionales especialistas, este psicólogo me comentaba que muchas de esas conductas se quitaban, cito textualmente, «con una hostia a tiempo» y ¡hasta aquí puedo leer…!.
Yo no digo nada, porque no me corresponde y porque éste no es el blog adecuado para plasmar este tipo de manifestaciones. Sólo quisiera comentaros que, de aquellas ventiscas, llegan ahora los cotidianos vendavales. ¡O me apruebas o te mato!, ¡sois unos cabrones!, ¡te voy a rajar si me suspendes!, son algunas de las «lindezas» que, ya con preocupante frecuencia, vienen escuchando los examinadores de Tráfico que, por cierto, en mis tiempos de postulación al permiso de conducir, eran sujetos temidos por la gran mayoría de los candidatos, cuyas pretensiones de ponerse detrás del volante de un coche, dependían del aprobado o suspenso de aquellos «seres despreciables».
Es por eso, que desde hace unos días, este colectivo se encuentra en huelga, dejando de examinar a miles de aspirantes al preciado permiso, mientras piden, entre otras cosas, no tener que comunicar los resultados del examen práctico nada más finalizar la prueba, con el fin de evitar que les agredan. Según los examinadores de Tráfico, la cifra de ataques se disparó a partir de 2013, fecha en la que se modificó el sistema de comunicación de la nota.

Hasta esa fecha, al terminar el examen práctico, el alumno salía del coche y el examinador se reunía con el profesor de la autoescuela. Era a éste último al que el examinador le notificaba quiénes habían aprobado y quiénes no eran aptos; además, ponía en conocimiento del profesor los errores cometidos en el trayecto, siendo el empleado de la autoescuela quien comunicaba la feliz o desgraciada noticia al alumno. Sin embargo, desde 2013, es el propio examinador quien comunica el resultado a los alumnos dentro del coche en cuanto termina la prueba, práctica ésta que se ha convertido en un calvario en no pocas ocasiones, produciéndose insultos de toda índole, amenazas de viejo y nuevo cuño y, en los casos más extremos, agresiones varias.
Por dar un simple dato, según la DGT, en el año 2014 se denunciaron ocho agresiones de este tipo; en lo que va de 2015, ya son casi el triple los casos denunciados, aunque hay examinadores que afirman que estas cifras sólo registran las agresiones que van acompañadas de parte de lesiones, existiendo muchas más que, por una u otra causa, no van respaldadas por estos documentos facultativos.

Esto no es una broma; de hecho, uno de los casos sonados sucedió en Granada, cuando un alumno suspendido cogió un ladrillo y agredió al examinador. En muchos casos la acción no pasa de un agarrón, un zarandeo o un puñetazo sin mayores consecuencias, lo cual no provoca una baja laboral que implique la posterior denuncia contra el agresor. En Barcelona, el novio y el hermano de una alumna que no superó el examen, propinaron una paliza al examinador de Tráfico.
Pero en todo este embrollo, hay más reivindicaciones. Por ejemplo, exigen un reconocimiento laboral del puesto de trabajo (o dicho en cristiano, más pastuki) que, aseguran, no poseen en la actualidad. Por otra parte, también exigen la reducción del número de alumnos que examinan diariamente. Asimismo, precisan una garantía de que la DGT no privatizará el sistema de exámenes.
Los sindicatos consideran un avance que la DGT haya aceptado el punto relacionado con la comunicación «in situ» del resultado, aunque el Organismo Público pretende que la notificación pueda comunicarla o no el calificador a su criterio y el colectivo exige que no quepa opción alguna de comunicación por parte de ellos.
Tráfico ha citado a los sindicatos a un nuevo encuentro el próximo 26 de octubre, con lo que la esperanza de llegar a un acuerdo es mayor hoy que hace unos días. El citado día 26 de octubre estará presente por primera vez María Seguí, máxima responsable actual de la Institución Pública. ¡Ojalá acuerden algo bueno para este colectivo al que últimamente no se le respeta mucho, que digamos!.