Existe un organismo denominado S.A.E. (Sociedad de Ingenieros Automotrices), que clasifica los niveles de autonomía en la conducción, señalando que hay hasta seis.
El primero de esos niveles coincide con el cero (0) y se corresponde con un nivel de autonomía inexistente.
Cada vez son más los automóviles que acceden a soluciones autónomas que liberan al conductor de las funciones más cotidianas de la conducción.

Hoy en día, es posible ver vehículos que aparcan solos, que permanecen en el carril sin salirse de él aunque las líneas de la carretera no estén perfectamente marcadas, que controlan al vehículo precedente y a los que le rodean manteniendo la velocidad de crucero y respetando los límites de espacio entre vehículos marcados por el conductor, a través de radares y dispositivos de cámaras estratégicamente colocadas a lo largo y ancho de la carrocería del coche.
Según la Sociedad citada más arriba, los niveles de autonomía comienzan por el uno (1), ya que el cero (0) no tendría ningún tipo de dispositivo que haga al vehículo mínimamente autónomo, aunque sí es posible encontrarse en este nivel algún sistema de advertencia que no implique intervención alguna sobre pedales o volante, por lo que la autonomía en este nivel es nula.
Es en el nivel uno (1) donde empiezan a verse sistemas de intervención mínimos en el automóvil; por ejemplo, para este nivel 1 se preven soluciones del tipo control de crucero o sistemas que intervienen para evitar salirse del carril.
En el nivel dos (2) el vehículo ya entra en el terreno de la «semi autonomía», con lo que es posible la conducción sin intervención humana, aunque es obligado un dispositivo que devuelva al cabo de unos segundos el control del coche al conductor. En este nivel podemos encontrarnos vehículos de la categoría del Mercedes Clase E, el Volvo S90 o el Audi Q7, por ejemplo. No son muchos, pero cada vez son más los llamados a poseer este tipo de sistemas a bordo.

En el nivel tres (3), nivel al que va a pertenecer ya el próximo Audi A8 y que esperamos ver en el concesionario a finales de año, los vehículos pueden ya circular por sí mismos en entornos relativamente abiertos y controlados, como autopistas o autovías. En la actualidad, únicamente el denominado Autopilot del Model S de Tesla, estaría en esta línea de conducción autónoma, muy avanzado ya, pero no totalmente seguro. Este sistema viene desactivado y es el conductor el que, bajo su responsabilidad, puede activarlo a voluntad, ateniéndose a las consecuencias de un posible fallo.
El penúltimo de los niveles, el nivel cuatro (4), se refiere a vehículos que pueden circular sin necesidad de intervención humana pero en lugares acotados y controlados perfectamente. En este nivel están coches como el de Google, que lleva años circulando en lugares muy concretos de manera absolutamente independiente del conductor. Volvo y Uber se han aliado para formar una compañía de taxis autónomos a nivel mundial.
Ford, BMW o Audi, son otras marcas que han anunciado que se lanzarán productos en este sentido para facilitarle cada vez más la vida al sufrido conductor.

Cuando la posibilidad tecnológica y legal lo permitan, llegará el nivel cinco (5) en el que los coches podrán circular por cualquier carretera de manera autónoma sin la intervención humana. En estos logros andan ya multinacionales muy potentes como Apple o Microsoft para dotar de Apps relativas a este tipo de conducción a los coches del futuro, futuro que no debe ser muy remoto, siempre y cuando se legisle a favor, claro, porque la tecnología ya está casi lista para este quinto nivel.