Especialmente en Europa, existe un miedo cerval a todo aquello que suena a cambio o a modificación sobre costumbres bien arraigadas. Miedo con el coche Diésel; ¡No será para tanto!.

A pesar de lo que anuncian algunos agoreros, eso de que el Diésel va a desaparecer dentro de unos pocos años, va a ser que no.
No es ajeno a mi conocimiento que los vehículos propulsados por mecánicas Diésel están cayendo en ventas como fruta madura en época de cosecha.

¡No es broma!. Los vehículos a gasóleo han caído en ventas durante 2017, pero es que la tendencia se ha visto reforzada en 2018.
En el mes de marzo, de cada tres vehículos matriculados, no llegaba a ni a uno el Diésel puesto en circulación. ¿Qué ocurre?. Regulaciones estrictas, impuestos a diestro y siniestro, contaminación por encima de los estándares marcados por la UE…

La verdad es que han saltado todas las alarmas, y es que, además de lo comentado más arriba, la tecnología ha acercado los gasolina a los gasóleo en cuanto a consumo y los eléctricos, híbridos y demás propuestas más o menos acertadas de los fabricantes, han terminado por poner en jaque a los vehículos propulsados con gasóleo.

¡Tengo suficientemente claro, que si los gobiernos ven disminuir los ingresos en concepto de carburantes Diésel, pasarán a destrozar a los usuarios de los gasolina y luego a los de los híbridos y después a los de los eléctricos puros y así hasta el fin de los tiempos!. Pero este es otro tema que comentaremos en otra ocasión.

Aquello de ¡cómprese usted un coche Diésel que le va a salir más barato!, se acabó. Parece ser que, tras las caídas de más de un 50% en España, más o menos en la línea de otros países de la Unión, el “cuento del Diésel se acabó”.
Ya hay marcas que han declarado a las claras que no van a fabricar más coches Diésel en el futuro; es el caso de Volvo, Lexus o Toyota, entre otras.
¡Veremos a ver qué de cierto hay en todo esto, porque yo, no me lo creo mucho, la verdad!.